Debo definir a las 'peperas' como ladronas de paso, estas son bellas y agraciadas féminas que no recurren a la violencia habitual para concretar los delitos. Sus armas son su juventud y su hermosura, visten ceñidas minifalda o ajustados jeans, tacones y una maldita dosis de benzodiazepinas molidas previamente y convertidas en polvo.
Coquetean o se "dejan seducir" y en un descuido del incauto galán que las ha invitado a su mesa, ellas mezclan el fármaco en el licor, generalmente en el vaso de cerveza que bien disimula el amargo de las benzodiacepinas; estas son generalmente diazepam o midazolam o el peligrosísimo hipnótico de la misma familia denominado flunitracepam más conocido comercialmente conocido como ROHIPNOL.
Quienes ingieren el preparado pierden el conocimiento en pocos minutos, en ese estado son despojados de todas sus pertenencias por los cómplices de las féminas que rondan por las inmediaciones. Sin embargo que te esquilmen no siempre es todo, en algunas ocasiones estas ladronzuelas llegan a convertirse en asesinas puesto que hay SINERGIA EN LA DEPRESION RESPIRATORIA causada independientememte por el alcohol y por las benzodiazepinas, o sea se produce una sumatoria potenciada que puede producir paro cardiorespiratorio y posteriormente paro cardiaco y la consiguiente muerte.
Y MUCHO CUIDADO. Esta modalidad delictiva no es 'exclusiva' de las mujeres. Existen hombres que 'pepean' a jovencitas y jovencitos que pepean a maduronas. Lo peor de todo es que, además de asaltarlas, incluso llegan a agredirlas sexualmente. Se trata de sujetos bien parecidos, que aparentan prosperidad económica y pertenecer a estratos de clase alta.
Bueno, a cuidarse y a cuidar a los nuestros, !pasa este dato! y aunque nunca me han pepeado, he conocido mucha gente que ha sido víctima de ello.
Alli les vá un relato de un "PEPEO", es uno de 25 relatos cortos de apenas 200 palabras que está en mi novela UN SHAMAN AMAZONICO EN EL PRINCIPADO DE MÓNACO que piedes bajarlo GRATIS http://www.bubok.es/libros/207487/UN-SHAMAN-AMAZONICO-EN-EL-PRINCIPADO-DE-MONACO
(25) EL HENRY III
La pesada barcaza se desplazaba de Pucallpa rumbo a Iquitos a través del río Ucayali. La larga y monótona travesía aburría a Lorena, quien sufría con sus idas y venidas a los urinarios, sin contar la cola que debía hacer para obtener un poco de arroz mazacotudo y un hueso de pollo guisado. A bordo ofertaba su cuerpo para pagar la manutención de su hijito que sufría de hidrocefalia, necesitaba el dinero y no dudaba en usar el arte del oficio más antiguo del mundo.
A medio trayecto, en Requena subió un solitario francés que desde el primer instante quedó impactado por sus enormes y torneadas ancas de potranca envueltas en la brillantez de una piel caoba. La invitó a compartir camarote. Allí Lorena le dio de beber subrepticiamente tabletas de diazepam en un vaso con cerveza, para luego esquilmarlo sin miramientos.
En unos días en una campaña internacional de salud operaron gratuitamente al niño. Lorena contenta acudió al Hospital Regional de Iquitos para agradecer al cirujano.
-¡Gracias doctorcito por salvar la vida de mi hijo!- le dijo besándole las manos.
Al despegarse de la historia clínica, un par de inconfundibles ojos azules la miraron con nostálgica somnolencia.
Hasta la próxima.
Arquímedes.
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