miércoles, 21 de diciembre de 2011

Arapaima gigas, o paiche, o pirarucú

Hace unos minutos acabo de degustar un filete propio de la mesa de los Dioses, te comento que el cuarto de kilo de deliciosas proteínas que ahora gira en mi estómago, pertenecía a uno de los peces más grandes de agua dulce del planeta.




Este bello pez de escamas crece hasta superar los 3 m de largo y llega a pesar un cuarto de tonelada. En todo el ámbito amazónico posee gran importancia cultural-social, científico y comercial.

Su nombre científico es Arapaima gigas, la parte de sudamérica que habla castellano lo llama paiche y la que perteneció al tratado de Tordesillas, lo denomina pirarucú.

Dado que el oxígeno que absorbe por sus branquias es insuficiente, debe necesariamente respirar aire atmosférico cada 15 minutos o 20 minutos, tiempo que puede duplicarse o hasta triplicarse cuando el animal presiente peligro inminente; esa característica respiratoria es su talón de aquiles, pues casi como le sucede a las ballenas, los cazadores esperan el momento justo en que emergen a respirar para clavarles filudos arpones entre las branquias.

Dado lo delicioso y abundante de su carne, este bello especimen ha sido perseguido a un ritmo alarmante. Tradicionalmente se les pescaba como ya he dicho, clavándoles arpones en el momento justo de respirar aire atmosférico, más con el uso extensivo de las redes las posibilidades de captura por parte del hombre se incrementaron exponencialmente.
Tengo cierto remordimiento por ser un amante de su carne, sé que su consumo alienta la pesca de estos bellos ejemplares.




Es una realidad que las poblaciones de paiches en la amazonía se han reducido significativamente, ello por los altos precios que alcanza su carne en los mercados locales, actualmente en el mercado local de Iquitos alcanza los 30 soles el kilo, el doble que el kilo de filete de res.

La demanda genera su extracción, felizmente existen muchas instituciones públicas y privadas, entre ellas la Universidad de la Amazonía Peruana (UNAP) y el IIAP, que investigan su reproducción en cautiverio, la supervivencia de sus alevinos y la proliferación de estos en enormes piscigranjas, que desde luego es un fructífero negocio.

Es bueno decir que la veda de este pez en época de reproducción se está respetando hoy más que nunca, pero que aún falta un poco más de rigor; solo así mis nietos podrán degustar el delicioso filete de paiche que hoy comió su abuelo.

Bueno, escrito esto, me voy a tomar una pequeña siesta mientras el paiche amazónico realiza su último viaje terrenal por el interior de mis estresijos.

Como siempre, les invito a dar un paseo gratuito por la realidad amazónica, tan solo baja esta novela de mi autoría ambientada en la amazonía peruana, esta es la dirección:
http://www.bubok.es/libros/207487/UN-SHAMAN-AMAZONICO-EN-EL-PRINCIPADO-DE-MONACO

Arquímedes

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